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jueves, 30 de marzo de 2017

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (VII): "LITO BAYARDO"

Poeta, compositor, cantor, guitarrista y editor de música, fue "Lito Bayardo" uno de los más importantes hombres de la cultura nativa.
Se llamaba en realidad Manuel Juan García Ferrari y nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 3 de marzo de 1905.
Su nacimiento, infancia y adolescencia fueron narrados por él mismo en sus memorias:
"Nací en la ciudad de Rosario de Santa Fe, cuando eran las 11 de la mañana del día 3 de marzo del año 1905 en un hogar humilde de la calle Pasco al 1500, al lado de la escuela que todavía existe.
Soy el primer hijo del matrimonio de doña Luisa Ferrari y de don Manuel Reyes García, ambos argentinos. Luego nacieron mis hermanos llamados Mateo, Alfredo, Rodolfo y Enrique. Mi padre murió muy joven de un síncope cardíaco a la edad de 33 años. Era un hombre trabajador perteneciente al cuerpo de cobradores y repartidores del diario rosarino "La Capital", decano de los diarios argentinos y de amplia difusión en la actualidad.
Desde criaturas tuvimos que luchar por la vida sorteando, con escasos medios todas las contingencias, siendo yo el mayor con apenas 12 años de edad. Vale decir, que a esa edad apenas podía ayudar a mi madre, esforzada y joven mujer a cargo de sus cinco hijos.
Supo educarlos como pudo, multiplicándose para trabajar en su oficio de chalequera y sus quehaceres en la pobre vivienda. Esta situación, en años difíciles malogró mis estudios primarios y dejé la escuela cuando cursaba el 4º grado. ¿Qué podría haber aprendido hasta entonces? Apenas a leer y escribir con los consiguientes errores de ortografía, garrafales hasta considerarme campeón en la materia. Debí contribuir al sostén del hogar colaborando dentro de mis posibilidades con mi madre, ella en su oficio y yo como pequeño obrero en una fábrica de yerba, donde ganaba 40 centavos por día, con opción a llevar un paquete de ese producto, todos los sábados, al precio de 20 centavos el kilo, con motivo del día de pago de la semana. Pocos años después abandoné la casa yerbatera, que era de la famosa firma Martin & Cia. todavía en actividad, para ocupar un puesto como "pinche" en los escritorios de la importante firma harinera de Molinos Fénix, con un sueldo mensual de 40 pesos. Mi labor elemental en esos escritorios me dio la oportunidad de familiarizarme con los libros y la práctica en la máquina de escribir, pudiendo afirmar que fue mi paso de avance hacia otros derroteros positivos por cuanto llegué a retirarme con el cargo de dactilógrafo. 
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Los años fueron pasando entre mis horas de trabajo en la fábrica, entretenido en mi casa y leyendo, con avidez donde y como pudiera, como si una fuerza interior estimulara ese afán de querer saber, no sólo el desarrollo del tema de cuanto libro o revista caía en mis manos, sino el significado de las palabras, para lo que había comprado un pequeño diccionario que guardo con cuidado celo.
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Yo quería saber escribir un poco más y mejor. Enamorado de la poesía un día me decidí a incursionar por los inciertos caminos de la rima. Tenía entonces 15 años y estimo que allí comenzó a fortalecer mi tímida vocación, como si su alumbramiento señalara para siempre mi camino. Era como si el premio a una fuerza de una voluntad fortalecida por una vocación anhelante, animara el éxito futuro. 
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Otra de mis inquietudes era la música. La música me atraía como un juguete nuevo. Pero ¿de dónde me había salido esa capacidad de asimilación para componer versos malos, verdaderos ripios inaceptables, a los que me gustaba musicalizar cantando mi propia melodía? Fue acaso esa temprana afición de autor y de compositor en potencia que años después me animó a estudiar un instrumento: la guitarra. La guitarra que todavía conservo y que comencé a pulsar pero que nunca aprendí. Me he guiado de algunos acordes y de mi oído para lograr una guía melódica, cuidando de ser algo original, sin plagio, componiendo siempre sin mayores pretensiones una obra que cantaba o silbaba a algún músico profesional amigo para que me la escribiera. Así nacieron algunas de mis composiciones y me fui internando en los ambientes musicales de mi ciudad, tratando de relacionarme con ejecutantes de prestigio. Recuerdo que allá por el año 1923 escribí uno de mis primeros tangos con música del violinista Adelio Zeoli. Lo titulé "Mala mujer" y fue en ocasión oportuna en que Dios me concedió su bendita dádiva que, como una regalía, me acercó a una cancionista consagrada en los ambientes porteños  y que llegara a un cine de Rosario para una breve actuación. El local se llamaba cine "La Bolsa", donde también actuara otras veces Carlos Gardel, de quien me ocuparé más adelante. Una noche fui a escuchar a Azucena Maizani, que de ella se trata, joven muchacha de atractiva belleza, cuyo compañero era un celebrado galán actor llamado Enrique Rando, con los años mi atento amigo. Por intermedio de un popular periodista llamado Marianito de la Torre, fui atendido por la Maizani a quien le llevé el tango. Me dijo: "ya me hablaron de que este tango puede ser un éxito. Lo que pasa es que vengo de Bs. Aires con un repertorio estudiado y esta noche, en atención a tu visita y a tus palabras, te voy a dedicar desde el escenario el tango "Padre Nuestro", uno de mis éxitos."




                    Portada de la partitura de "Padre Nuestro", estrenado 
                            por Azucena Maizani el 23 de julio de 1923


También recordaría "Bayardo" su conocimiento con Libertad Lamarque y Agustín Magaldi:
"Conozco a Libertad desde que éramos chicos. Vivíamos en la misma cuadra de la calle Independencia al 1900 (hoy Presidente Roca) a la altura de Ituzaingó, en el conocido barrio de "Las Monjas". Libertad tendría 8 años ... Íbamos a la misma escuela a la vuelta de casa, en la calle Pasco.
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Era allá por el año que conocí a un muchacho soñador y pobre. Marzo de 1922. Hay una esquina en Rosario, Corrientes y 3 de Febrero. En una de sus ochavas había un café donde actuaba una orquesta bajo la dirección de un bandoneonista llamado Romano, buen mozo y buen amigo. En esos años se tenía por costumbre colocar en los palcos donde actuaban las orquestas, un cartelito en que el director anunciaba la composición que iba a ejecutar. Aquella noche debí concurrir al café porque Romano quería que escuchara un tango. Yo conocía las dificultades económicas de aquel joven de mi relato que estaba parado en la puerta del café ... Se llamaba Agustín Magaldi.
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El recuerdo de aquel joven y malogrado cantor, que ya tiene un capítulo en la historia del cancionero argentino como auténtico creador de éxitos, compromete mi gratitud."
En 1925 debutó en LT3 Radio Sociedad Rural de Cerealistas como cantor y recitador. Se presentaba como "Lito" García Ferrari y fue allí que, a instancias del locutor de la emisora, adoptó el nombre artístico "Lito Bayardo".
También por ese entonces consiguió trabajo como empleado en la casa de música "Maliandi".
Este empleo le permitió ampliar sus relaciones con gente del ambiente musical y en 1927 se presenta integrando el dúo "Bayardo-Natale" secundado por el guitarrista Roberto Roussy y también como recitador, acompañado al piano por Santiago Paris.
En 1928 sus empleadores lo envían a Buenos Aires para realizar gestiones comerciales ante la Casa Víctor, porque ésta no remitía los discos encargados para su venta, especialmente los grabados por Magaldi y en ese viaje conoce a Julio De Caro, quien se encontraba organizando una gira que incluía a Rosario y al no poder contar con cantores, "Bayardo" ofrece los servicios del dúo que él formaba con René Rossi y el acompañamiento en guitarra de Roussy. Debutaron en octubre de ese año en el teatro "Nacional" de Rosario. La gira continuaría por las ciudades de Santa Fe, Paraná, Rafaela y Pergamino.
A la sazón y gracias a los buenos oficios de un amigo suyo, Eugenio Basso, un sólido comerciante en venta de accesorios musicales y discos, consigue abrir su propio negocio de música.
A raíz de este trabajo, conoce a Carlos Gardel, quien ya había incorporado a su repertorio el tango "Duelo criollo", que "Bayardo" compuso en colaboración con el músico Juan Rezzano. El cantor le solicita unos datos que el poeta, al viajar a Buenos Aires, se los alcanza y "Lito" así lo recordaba:
"A Gardel ya lo conocía por haberlo tratado allá por los años 1928-30 en ocasión de la aparición del tango "Duelo criollo" que dejara grabado en disco como es del dominio público. Tiempo después y como ya lo relatara en capítulos anteriores, bajé a Buenos Aires para visitar, de paso, a mi amigo Guillermo Barbieri, guitarrista de Gardel, que vivía en Parque Patricios, calle Patagones 2972, Dep 4. Juntos fuimos a visitar a Carlos a su casa de la calle Jean Jaures 735, donde vivía con doña Bertha, su mamá. Gardel me recibió con toda simpatía. Mi visita obedecía a un motivo: conversar sobre para lo que él significaba una preocupación: la escasa venta de sus discos. 
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Con mi visita cumplía el pedido del amigo y consideramos el caso de los discos.
Resulta que por aquellos años el disco "Nacional", marca en la que el gran cantor grababa, sacaba a la venta, mensualmente, varios discos con tangos y canciones cantados por uno de sus mejores artistas. En cambio la casa "Víctor", marca en la que cantaba Agustín Magaldi, ponía al mercado en venta uno o dos discos por mes donde en una faz cantaba el dúo Magaldi-Noda y en la otra, solo por Magaldi, una composición que obtenía un resonante éxito de venta.
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La plaza comercial del disco en Rosario no daba abasto para complacer los pedidos.
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Gardel quería ubicar la causa de tal demanda, de la que tenía cabal conocimiento. Mi opinión -que era el resultado de mi experiencia en la venta de discos- se afirmaba en el precio: la casa "Nacional" vendía el disco de Gardel a $ 3,25 y la "Víctor" a $ 2,50. Los clientes pedían por adelantado el disco de "avanzada" grabado por Magaldi. En cambio los discos grabados por Gardel había que hacerlos oír y elegir lo que el comprador estimaba mejor.
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Han pasado los años. Muchos años. Y aún recuerdo aquellas palabras:
- Sabés lo que hago, por eso. Rajarme y perderme un tiempo por Europa. A veces traigo un éxito (como los tangos "Silencio", "Anclao en París" o "Dandy") y Razzano, que es "alcista" y me coloca bien, me da la oportunidad de debutar con un retorno triunfal."


                                                            

                                                 "Lito Bayardo"


Para las fiestas de carnaval de 1929, De Caro vuelve a solicitar su concurso para cantar con su orquesta de 30 músicos en el teatro "Ópera".
Una última anécdota con Gardel refirió el poeta y con un valor especial, pues une al cantor inmortal con Agustín Magaldi.
"Por el año 1931 Gardel había regresado de Europa y días antes de debutar en el cine "Broadway", de la calle Corrientes casi esquina Libertad, debió hacer una diligencia en Rosario, en compañía de sus amigos, los periodistas rosarinos Bravo y Robertaccio.
Enterado de su estada fui a saludarlo al hotel
    - Me venís al pelo porque ando de paso por unas horas. Decime, por casualidad, ¿vos tenés un disco con un estilo que yo grabé hace una punta de años y se titula "Amargura"?
     -  Creo que sí lo tengo. Es una grabación "mecánica". 
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Efectivamente en mi negocio de música encontré el disco.
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     - ¿Lo encontraste?
     - Sí, Carlos. ¿Se lo llevo?
     - No, pibe. Lo quiero escuchar allí, en tu casa.
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Se daba el caso de que en esos días solía recibir la visita de Agustín Magaldi, que se hallaba de paseo, visitando a sus familiares. ... Nos habíamos puesto de acuerdo con Agustín para grabar, cantado, el tango de Padula "9 de Julio" que deseaba modificarlo en la primera parte con una guía melódica sobre la que escribiría la letra.
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A las 5 y minutos llegó Gardel para escuchar el estilo, cuyo disco conservo aún como un valioso recuerdo. 
De más está decir la emoción que sentía quien escribe estas Memorias. ¡Tenía en mi modesta casa auténticas glorias nacionales!
     - A esa voz la conozco - dijo Gardel al escuchar el canto de Magaldi.
     - Sí... - respondí por lo bajo-, es él ... anda de paseo.
Agustín se hallaba sentado en un rincón, de espaldas.
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Gardel, que conocía la música se acercó cantando a dúo con la voz de Magaldi ...
Declaro con emoción que, de haber existido en aquellos tiempos un grabador, tendríamos para la historia dos voces amalgamadas de incalculable valor.
... "
Extensa fue la trayectoria de "Bayardo". En 1934 se radicó en Buenos Aires. Formó un nuevo dúo con Alfredo Lucero Palacios. Actuó en las radios "Belgrano", "Stentor", "Prieto" y "El Mundo", en esta última merced a los buenos oficios de José Razzano.
Compuso, según su propio recuento, 605 obras, siendo sus más frecuentes colaboradores Juan Rezzano, Rafael Rossi, Ciriaco Ortiz, Juan Larenza, Agustín Irusta.
Se destacan, entre ellas, el vals "Flores del alma"; la ranchera "La mentirosa"; las zambas "Hermano gaucho", "Mama vieja" y "Rosario de Santa Fe" y los tangos "Pájaro ciego"; "9 de Julio" y fundamentalmente, "Duelo criollo", 4º premio del concurso organizado por Max Glücksmann, correspondiente al año 1928.
"Lito Bayardo" falleció trágicamente en Buenos Aires el 7 de marzo de 1986.


                      Duelo criollo; tango ("L. Bayardo" - J. Rezzano)
                                               Carlos Gardel
              Guitarras: José Aguilar - Guillermo Barbieri - José Ricardo
                  Grabado en Odeón de París el 11 de octubre de 1928
                                      Nacional 18251a/Ki 1852-1