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viernes, 12 de agosto de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (V): CELEDONIO ESTEBAN FLORES

Probablemente haya sido quien mayor capacidad tuvo para reflejar una situación en pocas líneas.
Baste para demostrarlo el recitado que escribió introductorio a su tango "¡Lloró como una mujer!", en el que, en apenas cuatro líneas, describe con admirable precisión el estado de los protagonistas de la obra.
Celedonio Esteban Flores nació en Buenos Aires el 3 de agosto de 1896, segundo hijo de don Manuel Ceferino Flores y de Fermina Rueda.
Con la llegada de otros tres niños, la casa de Talcahuano 48 quedó chica y la familia se mudó a una casa en Almagro, primero y luego a Villa Crespo; el barrio al que llegó a la edad de catorce años, el que lo vio crecer y dar sus primeros pasos en la poesía hasta la definitiva consagración.
Cursó sus primeros años escolares en el colegio "Roca", Libertad 581. Resultó un alumno inteligente y aplicado, aunque un tanto revoltoso, a la vez que algo desaliñado.
Esta última condición puede comprobarse con una simple anécdota. En oportunidad de una visita a otra escuela, el día anterior la maestra les había recomendado a los niños prolijidad en el vestir. El día de la misma, la docente revisó a cada alumno y al llegar al pequeño Celedonio, le recriminó que sus zapatos no estuviesen lustrados en la zona del talón y él, inmediatamente, le respondió:
"¿Para qué me los voy a lustrar atrás si nadie los mira?
A la edad de once años, se le antojó que quería convertirse en un gran músico y ante su insistencia, su padre lo inscribió en el Conservatorio "Williams". Allí comenzó estudios de violín, pero como todo capricho, duró poco y a los dos meses desistió de continuar.
Entrando en la adolescencia, se le ocurrió que quería ser boxeador y para tal fin comenzó a entrenarse en el Club Universitario. Compitió dentro de la categoría liviano, llegando a una final selectiva para el campeonato sudamericano, perdiendo el combate decisivo ante Mario Reylli.
Sin embargo, continuó en el oficio hasta ser nombrado profesor, cargo que ejerció en el Club América de Villa Crespo.
Para entonces, ya escribía sus primeros deshilvanados versos. Sus lecturas incluían a "Almafuerte", Amado Nervo, Rubén Darío y Evaristo Carriego y su primer cuaderno de poesías, que llamó "Flores y yuyos", data de 1915. A la sazón, trabajaba en el Ferrocarril Central Argentino.
Allá por 1920, el periódico nochero "Última hora", había organizado un concurso para letras inéditas, cuyo ganador sería recompensado con la suma de cinco pesos y la publicación de su obra en el diario.
Celedonio escribió, entonces, para dicho certamen, un poema compuesto en quintetos y al que tituló: "Por la pinta". Sus versos resultaron los ganadores y al aparecer en el periódico, llamaron la atención de José Razzano y de Carlos Gardel, quienes de inmediato, quisieron conocer al autor.
El encuentro fue evocado por el poeta Francisco García Jiménez con estas palabras:
"Lo citaron al estudio de grabación, que estaba en los altos del cine Grand Splendid.
¿Qué vieron aparecer? Un muchachito bajo, regordete, tímido, moreno, que en su cabeza disimulaba las motitas con un peinado tirante, aplastado y pegado con gomina.
Era algo más que veinteañero, pero parecía un adolescente. Gardel lo miró con afecto y supuso que lo mandaba otra persona mayor: el verdadero autor oculto.
- "Vos sos el sobrino" - se le ocurrió decirle
- "De quién" - dijo sorprendido el morochito
- "De tu tío ... Bueno, del que escribió esos versos rantes"
- "Soy yo el que escribió esos versos rantes, señor Gardel. Y aquí le traigo estos otros, a ver si le gustan.
Gardel tomó la hoja de block, escrita a máquina, que le tendía el jovencito. Leyó. 
Con gestos admirativos se la pasó a Razzano. Éste compartió inmediatamente el entusiasmo. Era la letra de "Mano a mano".
-"¿Qué me contás?" - exclamó Gardel entusiasmado - "¡Le vamos a hacer música enseguida, pibe!"
Y guiñándole un ojo, mantuvo su escepticismo cordial:
- "Los versos serán tuyos, che. Pero ese lío de la mina bacana le pasó al bandido de tu tío, ¿eh?".
Tras ponerse de acuerdo, los miembros del dúo entregaron el poema a su guitarrista José Ricardo para que le pusiera música de tango. Así lo hizo y rebautizó a la obra con el nombre "Pelandruna refinada". Gardel y Razzano lo cambiaron por el definitivo y consagratorio título: "Margot" y el inmortal cantor lo registró en el disco en 1921 (Nacional 18033b/443).
Y el nuevo poema que acababa de entregarle el jovencito, ya con música, con el tiempo se convirtió en el tango característico en la carrera del intérprete máximo: Mano a mano.


                                                                 

Primigenia grabación de "Mano a mano" por Carlos Gardel
Año 1923 - Matriz Nº 1153


Ya definitivamente consagrado en el mundo del tango, compuso otra letra que también tendría gran éxito: "La mariposa", con música del maestro Pedro Maffia. A ella le siguieron: "El arroyito", tango con música de Samuel Castriota; "Milonga fina" y "El alma que siente"; tangos, con José Servidio; "Muchacho", tango, con Edgardo Donato, "Malevito", con Pedro Maffia; "Cordobesita", zamba, con Samuel Castriota y otro que también pasaría a la historia grande del tango: "El bulín de la calle Ayacucho", con música de los hermanos José y Luis Servidio, que existió en verdad, y cuya historia fue relatada por el propio José Servidio:
"En 1923 compuse "El bulín de la calle Ayacucho. ...
Yo vivía entonces en Aguirre Nº 1061, donde aún vive mi familia. "Cele" me trajo al café "A.B.C" la letra ya hecha. Era para la primavera de 1923. Compuse el tango en un par de días en el bandoneón.
La primera frase me salió enseguida. "El bulín de la calle Ayacucho" existió realmente. Quedaba en Ayacucho Nº 1443. 
Era una piecita en la que ni los ratones faltaban ... Infaltables a las reuniones de todos los viernes eran Juan Fulginiti; el cantor Martino; el cantor Paganini (del dúo Paganini-Ciacia); Nunziata, también cantor, del dúo Ciccarelli-Nunziata; el flaco Sola, cantor, guitarrista y garganta privilegiada para la caña; yo ... en fin.
Ciacia cocinaba siempre un pucherete. Había en el bulín una sartén y una "morochita". Se tomaba mate, se charlaba. Como le decía, hasta algún ratón merodeaba por ahí. Las reuniones en el bulín de la calle Ayacucho duraron más o menos hasta fines de 1921. Cuando "Cele" se puso de novio, terminaron. Ya han muerto casi todos los que nos reuníamos allí".
Desde aquella época de "Por la pinta", Gardel y Razzano, se consideraban a sí mismos como los descubridores del poeta y los principales difusores de su obra. Pese a ello y promediando los años '20, la cancionista Rosita Quiroga, uno de los números más fuertes de la Casa Víctor y poseedora de un estilo netamente lunfardesco y "arrabalero", consiguió que Celedonio comenzara a escribir tangos con exclusividad para ella (quien la extendió a otros artistas del sello), para lo cual le ofreció un ventajoso contrato. Así, el poeta escribió para Quiroga, entre otras obras: "Nunca es tarde" y "Viejo coche", con música de Eduardo Pereyra; "Sentencia", con Pedro Maffia; "Beba", con Edgardo Donato; "La musa mistonga", con Antonio Polito (cuyo registro por ella para Víctor el 1 de marzo de 1926 fue la primera grabación realizada en Argentina por el sistema eléctrico), "Audacia", tango, con Hugo La Rocca; "Es preciso que te vayas", tango, con Juan Carlos Cobián; "De estirpe porteña" y "Carta brava", ambos con música de la propia cantante.
Pero Celedonio no dejaría de escribir obras para ser interpretadas por Carlos Gardel quien, durante ese período, le grabó: "Gorriones", tango, con música de Eduardo Pereyra; "Mala entraña", tango, con Enrique Maciel; "¡Tengo miedo!" y "¡Lloró como una mujer!", tangos, con José Aguilar; "Canchero", tango, con Arturo de Bassi; "Por seguidora y por fiel", tango, con Ricardo Luis Brignolo; "Te odio", "Mentira" y "Si se salva el pibe", tres tangos con música de Francisco Pracánico; Viejo smocking", tango, con Guillermo Barbieri; "Colorao ... colorao", tango, con Alberto Hilarión Acuña; "Pan", con Eduardo Pereyra.

                                                   
       

                                  Portada de la partitura de "Mentira"


Su obra autoral cuenta, además y entre muchas otras, con las siguientes obras:
"Bigotito" y "Qué careta",tangos (con Roberto Fontaina y Edgardo Donato"); "Son grupos" y "Botija linda", tangos (con Gerardo H. Matos Rodríguez); "Comadre", tango (con Juan de D. Filiberto); "Atenti pebeta", tango (con Ciriaco Ortiz); "Farol de los gauchos", zamba (con Eduardo Pereyra); El día que yo pueda", tango (con Francisco Canaro"); "Atorrante", tango (con Miguel Bonano); "Corrientes y Esmeralda", tango (con Francisco Pracánico); "Nunca", tango (con Antonio Sureda); "Mía", tango (con Elvino Vardaro y Oscar Arona); "Maldita", tango (con Antonio Rodio); "Pa' lo que te va a durar", tango (con Guillermo D. Barbieri); "Ufa ... qué secante!", tango (con Manuel Buzón); "Venite conmigo" y "Corazoncito de oro", tangos (con Edgardo Donato); "Cuando me entrés a fallar", tango (con José Aguilar); "Varón", milonga (con Francisco J. Lomuto); "Pensando en tí", vals (con Azucena Maizani); "Soy un porteño" y "Durazno a cuarenta el ciento", milongas (con José Razzano); "Chatita color celeste", milonga (con Rodolfo Sciammarella) y tantísimos más, llegando a la suma de 149 obras registradas.
Recitó sus poemas en distintas radios: LR4 Radio Splendid (en el programa "La hora Geniol", en el que también actuaba Gardel); LP6 Radio América;  LR3 Radio Belgrano y también en CX16 Radio Carve de Montevideo. Algunos de sus recitados se encuentran grabados. 
Ocasionalmente fue presentador de Héctor Gagliardi y de Carlos Acuña.
En 1930 participó con Gardel en el cortometraje en el que el cantor interpreta "Mano a mano".
Publicó dos libros con poemas suyos: "Chapaleando barro" y "Cuando pasa el organito". 
Casado con Luisa Vince, por sugerencia de ella pronto mudáronse a una casa en Claypole, pensando que "Cele" llevaría una vida un poco más reposada y alejada del ambiente nocturno porteño.
Sin embargo, no fue así. Invariablemente, perdía el último tren de la madrugada, llegando a su casa por la mañana. Por esta razón, el matrimonio volvió a trasladarse, regresando así el poeta a su querido Villa Crespo, en Malabia 2154. 
Celedonio Esteban Flores, el gran poeta, enfermó tempranamente y falleció en su amado barrio, a los cincuenta años de edad,  el 28 de julio de 1947.

                     
                    ¡Lloró como una mujer!; tango (C. E. Flores - J. Aguilar)
                Carlos Gardel - Guitarras: José Aguilar - Guillermo Barbieri
                                 Grabado el 12 de septiembre de 1929
                                              Nacional 18293a/4581